Mazzarello AbogadosAduana - Impositiva-Comercio Exterior
El empresario entrerriano del comercio exterior advirtió que temen por más restricciones. En este contexto, no ve descabellado que en algún momento se proponga pagar “cash”. Nahuel Amore
Una vez más, la Argentina sucumbe a su problema estructural de quedarse sin reservas de divisas y cortar los grifos para evitar la sangría de dólares. En medio de una delicada situación del Banco Central, la administración de Alberto Fernández dispuso este mes nuevas restricciones para los importadores, lo que termina perjudicando, entre ellos, a muchas industrias que requieren más que nunca de insumos y bienes de capital para que la reactivación no sea sólo un viento pasajero.
En este escenario, con mayores complejidades que impone el calendario electoral, Aquiles Arús analiza de modo práctico cómo impactan estas políticas en las operaciones diarias de compra y venta internacionales. El histórico despachante de Aduana, que opera prácticamente el 70% del comercio exterior de la provincia, desmenuza las limitaciones que enfrentan, que redundan en una falta de previsibilidad para él y sus clientes.
Según describió, a la desidia y las trabas burocráticas propias del sistema, se suman una serie de contradicciones en las reglas de juego sobre las licencias de importación. Por ello, advierte que a diario debe “apelar a todo tipo de explicaciones, incluso rudimentarias”, para que desde la Secretaría de Comercio autoricen las operaciones. Claro está, ello demanda tiempo y dolores de cabeza que desgastan la profesión.
“Hay que apelar a distintas explicaciones e informaciones complementarias que se puedan brindar para poder importar. La realidad es que es una lotería. Realmente vergonzoso. Hay desarreglos que uno no entiende. Creo que es falta de profesionalismo de los funcionarios”, lamentó el empresario, que integra la comisión directiva de la Federación de Cámaras de Comercio Exterior de la República Argentina (Fecacera), en un mano a mano con DOS FLORINES.
Incluso, cuestionó que tampoco han sido convocados por el Gobierno para poder poner sobre la mesa las necesidades del sector y avanzar en consensos sobre aquellos puntos que consideran prioritarios para la reactivación productiva. “Estos años han sido muy duros. La estamos llevando la mejor posible. No tenemos mucho eco con los funcionarios”, sostuvo.
¿Cómo impactan en el día a día las restricciones a las importaciones?
Hay que separar un producto de otro. No todas las mercaderías tienen el mismo tratamiento arancelario y bancario. Hay un problema grave con los bienes de capital; cuando vos comprás una máquina tenés un plazo de entrega de un año o más, y tenés un plazo para el ingreso de esa máquina de 270 días. Con lo cual, nunca podés cumplir. Ese es un tipo de problema.
¿Qué termina sucediendo en esos casos?
Tenés que presentar notas al banco que interviene en la operación porque es el que en definitiva te notifica de que estás en falta. Luego, tu banco le comunica al Banco Central para justificar la demora. Eso sucede cuando se giran fondos anticipados para la compra de una máquina.
¿Qué otros problemas afrontan?
La compra de insumos. Por ejemplo, las que se hacían con pagos anticipados, el Banco Central sacó la norma que tenés que pagar cuando la mercadería ya está en el país. Eso es lo peor de todo ya que cuando vos no tenés relación de crédito con un proveedor, porque quizá es la primera o segunda vez que le comprás, no te va a mandar la mercadería sin pagar. Es muy difícil. Se logra cuando hay una continuidad de trabajo, de compras permanentes, donde el proveedor está seguro de su comprador y le da crédito. Pero cuando no tenés crédito, ¿cómo hacés si el Banco Central no te deja pagarla anticipadamente?
Según el Gobierno, ante expectativas devaluatorias especulativas, había importadores que compraban por montos superiores a los bienes que realmente llegaban. ¿Se dan esas situaciones?
Yo no las conozco porque en realidad los clientes con los cuales trabajamos en la zona, generalmente son por compra de insumos, repuestos o equipamientos. Eso no quita que se dé con algunos importadores de mercaderías comerciales. Ahí está la diferencia, donde está el problema más serio, porque son importadores que compran para comercializar. Ahí sí puede haber especulación. Pero en el caso de los que nosotros manejamos en la zona, la verdad es que no veo especulación, al contrario.
¿La mayoría de quienes importan en Entre Ríos y la región compran insumos y bienes de capital para producir más hoy?
Sí, exactamente. Incluso, muchas empresas están vinculadas a la exportación.
LICENCIAS
¿Qué otras situaciones acarrean estas políticas?
Básicamente, las cuestiones más difíciles están planteadas ahí, en la parte bancaria. Ahora bien, después están las licencias no automáticas. Considero que está bien que las haya para productos comerciales, pero no para insumos y maquinarias. Yo tengo que importar ahora repuestos para una empresa y tengo 50 posiciones arancelarias, de las cuales 10 son con licencia no automática que demoran la aprobación de la declaración jurada para girar los fondos al exterior. Hay cosas que no tienen mucha lógica. Entiendo que haya controles de parte de la Secretaría de Comercio en la emisión y autorización de las licencias de importación, pero eso no implica que tengan que estar en los insumos, repuestos o máquinas.
¿En qué tiempos termina concretándose este tipo de operaciones?
Ahí es donde caemos en el nunca se sabe, porque nosotros lo que hacemos es presentar un reclamo cuando la licencia aparece observada. Cuando vemos que con ese reclamo no tenemos suerte, vamos por otro reclamo más profundo donde podemos explicar un poco más la situación. Y de la situación que planteamos, por ahí se les ablanda el corazón y las autorizan; pero hay veces que quedan sin autorizar y no podés importar.
Se podría decir que los despachantes de Aduana deben estar hoy más preparados para enfrentarse a conflictos con la burocracia.
Sí, por supuesto. Es parte de nuestro trabajo, que no lo teníamos ni hacíamos en otras épocas en las que la situación estaba más cómoda que ahora. Evidentemente, no hay saldos de divisas disponibles, entonces empieza a frenarse todo. El problema es que cuando se pone este tipo de frenos, sacarlos es muy difícil. No sabemos qué va a pasar, sobre todo cuando uno mira cómo está la economía y, particularmente, la situación del Banco Central, con una deuda propia por encima de su patrimonio.
RESTRICCIONES
¿Qué temen que puede pasar?
Que termine en controles más estrictos todavía. Lo que se ha hecho ahora es ponerle un freno a muchas operaciones. Pero de ahí en más, hay mucha incertidumbre. Pienso que tal vez se pueda agravar más. No me gustaría que ocurra, pero la realidad va cantando eso.
¿Cuán diferente o similar es este escenario respecto del primer kirchnerismo?
Creo que tiene mucho de parecido y un poco de distinto. De parecido tiene que volvieron los mismos controles que tenían en aquella época de Moreno. Pero Moreno, mirándolo a la distancia y con el tiempo transcurrido, pareciera ser un tipo más inteligente porque a quienes querían importar les pedía que tuvieran que exportar. Muchas empresas se involucraron en procesos de exportación de algunos productos. Eso sucedió con industrias de la provincia o Santa Fe, para que les dieran un crédito por el monto exportado para poder importar después. Pero ahora, de compensaciones no se habla. Por eso, creo que están encerrados en un problema.
¿Y cuál sería una solución en este contexto?
Pienso que en muchos de los casos la solución podría ser ir y pagar la importación con dólares billetes. Si el Banco Central no tiene los dólares, que no me niegue la importación, porque la pago con billetes. Es la única manera, porque la otra forma se presta a la especulación: con un 90% de brecha cambiaria, importar es un gran negocio hoy día. Pero sabemos que este país vive del dólar billete.
Pero esa solución significaría un gran retroceso, financiero, bancario, de formalidad de la economía…
Sí, claramente. Pero si lo miramos a través del tiempo, ¿qué alternativas hay? Si vemos que el Banco Central está con un patrimonio neto negativo en reservas, ¿a dónde llegamos? No es descabellado pensar que va a ocurrir eso. De todos modos, es una opinión de tal sólo mirar la realidad de los clientes nuestros, los problemas que tienen y lo que nosotros tenemos que hacer para que les aprueben las licencias de importación.
Nota extraída de dosflorines.com.ar